miércoles, 2 de febrero de 2011

IR A LAS RAÍCES: TIERRA SANTA



Vista general de Jerusalén
Generalmente las cosas no surgen por generación espontánea ni porque sí. Suelen tener una causa, una historia, una evolución. Indagar en ellas, buscar sus orígenes, preguntarse por su evolución es muy propio de las personas. De esa manera vamos conociendo muchas cosas que sino quedarían ocultas e inexplicables. Y esto ocurre en muchos, en todos los ámbitos de la vida.

Acabamos de venir de Tierra Santa, donde hemos tenido oportunidad de releer algunos pasajes de la Biblia y específicamente del Nuevo Testamento que ocurrieron, históricamente, en esos lugares. Es el caso de la Transfiguración, en el mundo Tabor o el sermón de la montaña –las bienaventuranzas, que se leyeron el domingo en las misas-, en el monte de las Beatitudes. Por poner sólo dos ejemplos. Escuchar ahí esos relatos tiene otra profundidad, cala de otra manera. ¡Qué decir del Santo Sepulcro!. Desde ahí se produjo el acontecimiento más grande: la resurrección.

Iglesia en el Monte Tabor
Hemos tomado este viaje como una nueva oportunidad de acercarnos más a la persona de Jesús. Ciertamente el bullicio, la impresión de estar allí y el turismo pueden hacer perder la razón esencial del viaje. Pero aún así, recorrer esos lugares es llenarse de todo lo grande que ha significado en la historia y en nuestras vidas personales, Jesús y sus contemporáneos.

Es difícil explicar en pocas palabras lo que significa visitar la Tierra Santa. Para nosotros simplemente una experiencia inolvidable. Ahí están nuestras raíces. Ahí hemos visto la diversidad de cultos, de culturas, de formas de vivir. Conocerlas es el camino para entenderlas y amarlas.

Los católicos no podemos olvidar ni pasar desapercibidos ante la realidad de la Tierra Santa, porque nuestros orígenes están ahí. Si aún no has ido, no lo dudes tienes que visitar la Tierra Santa.

Y si además lo haces con un guía, el Padre Rosendo, que ama esa tierra, que la conoce y que te la hace llegar tan dentro, te garantizamos que será un viaje inolvidable. Nosotros somos testigos de ello.

Jerusalén, al anochecer

1 comentario:

  1. Ni debemos ni podemos olvidar que en ese lugar están las raíces de nuestra religión, ya que son los lugares que pisó nuestro Salvador. Os aseguramos que la lectura del Evangelio diario ha cambiado desde que estuvimos en Tierra Santa, porque te acuerdas de los lugares de los que se está hablando.
    Nos unimos a animaros a visitar los Santos Lugares a quienes no hayan ido antes. ¡Merece la pena!

    ResponderEliminar