miércoles, 9 de febrero de 2011

¿POR QUÉ?

Iglesia de la agonía o de las naciones, en Jerusalén
Nos ha llegado esta noticia de la revisra Zenit, que reproducimos:

Una agenda de la Comisión Europea elimina las fiestas cristianas

“Gritos de ira contra una Europa que niega sus raíces cristianas”, titula Radio Vaticano al hacerse eco de las protestas de diversas personalidades que denuncian “la desaparición de las fiestas cristianas de la agenda realizada por la Comisión Europea destinada a los alumnos de la Unión Europea”.

Radio Vaticano precisa que se han difundido más de tres millones de ejemplares de la agenda, que menciona las fiestas musulmanas, hindúes, sikhs y judías, pero ninguna fiesta cristiana, ni siquiera el 25 de diciembre.

Entre las cartas de queja enviadas al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barrosso, se encuentra la que la parlamentaria francesa Christine Boutin, presidente del Partido cristiano demócrata, le dirigió el 23 de diciembre de 2010.

La ex-ministra se pregunta “cómo se puede pretender instruir a los jóvenes sobre la Unión Europea negando una religión que ha contribuido tanto a su construcción y a su unidad”. “¿Cómo es posible una discriminación así?”, se interroga.

Según Boutin, “esta pequeña agenda es reveladora del nuevo pensamiento que nos mina desde el interior: para ingresar, habría que borrar nuestra historia común y nuestros valores fundacionales”.

También apela “a una gran movilización a través de una petición europea que permita llegar al Parlamento Europeo”.

En Francia, precisa la misma fuente, el ministro encargado de los Asuntos europeos, Laurent Wauquiez, quiso elevar “un grito de ira”.
Esta iniciativa, dijo, “es representativa de una Europa que ya no ama ni se ama”: “Esta Europa niega sus raíces cristianas y coloca un pañuelo púdico sobre lo que ella es -añadió-. Una identidad rechazada es una identidad que se venga”

Nos preguntamos -así lo hemos titulado- ¿por qué? Jesús, en quien creemos todos los cristianos, vino a decirnos que la esencia es el amor. ¿Qué empeño hay en que desaparezcan las raíces cristianas?
Que desaprezca aquello que no sea amor: el poder, las luchas, las guerras, las intransigencias... y que perviva el amor. Si es así NO PUEDE DESAPARECER JESÚS NI LOS QUE CREEMOS EN ÉL. Con la verdad por delante.
Huerto de los olivos, en Jerusalén

















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